domingo, 16 de diciembre de 2012

La Patria



Según la Real academia de la lengua española el significado de la palabra patria es el de tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. En la actual España se dan todos menos el más importante, el afectivo. Este desafecto es lógico en aquellos que desean segregarse, sin embargo es chocante en aquellos que se consideran españoles. El desafecto de los españoles hacia su propia patria se vertebra en dos tendencias, la relativista que se traduce en el oxímoron de nación de naciones, y la expansionista de aquellos que no quieren ver que existen personas y territorios sin cabida afectiva en la patria común.

Alguno opina, creyendo a pies juntillas el engaño constituyente, que nadie desea abandonar una relación que le parezca digna, conveniente y justa. Mi contestación es que eso es un matrimonio de conveniencia, en el que como en todos los matrimonios de conveniencia no existe amor sino engaño, falta de honestidad e hipocresía y que no garantiza la supervivencia de la pareja.

Los españoles no podemos seguir jugando a ese juego perverso, debemos tomar conciencia de nuestra realidad e iniciar el proceso de divorcio sin dilación.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Lengua y nación

Los nacionalismos se basan en el sentimiento de pertenencia y este se sustenta en el pilar de la cultura en el que la lengua ha pasado a ser un elemento definitivo en los últimos siglos. Una nación multcultural solo es viable si el nexo de unión, los intereses comunes, trascienden más allá de esta realidad. No es el caso de España, donde el interés común unicamente se ha expresado históricamente ante agresiones externas. La realidad actual pues, conduce inexorablemente a una espiral de animadversión entre unos y otros nacionalismos. Toca ya que el nacionalismo español tome conciencia de su realidad cultural y emprenda un sano ejercicio de desintoxicación y purga de aquellos elementos que le son ajenos. España debe asimilar la realidad y librarse de viejos clichés aceptandose a sí misma como es, un nación más pequeña en lo geográfico pero más grande en lo sustancial, la unidad y el sentimiento de pertenencia. España debe por tanto iniciar el proceso de separación de aquellos que no la sienten, de aquellos que desean ser una nota discordante continua en la sinfonía patria.

martes, 4 de diciembre de 2012

La fortaleza de una nación

La fortaleza de una nación se basa en la unidad de las personas que la componen, en un sentimiento de fraternidad entre ellos. España jamás podrá ser una nación fuerte mientras albergue en su seno a un importante grupo de individuos que no lo sienten así.

Algunos mal llamados nacionalistas españoles pretenden que aquellos que no están dispuestos a empujar en la misma dirección lo hagan aunque no lo sientan, otros pretenden que una nación no sea más que un mero ente administrativo, una nación de naciones dicen. ¡Que sinsentido!

Un verdadero nacionalista español lo que desea es que aquellos territorios que no esten dispuestos a compartir ese sentimiento de unidad y fraternidad abandonen cuanto antes la condición de compatriotas, aunque no lo solicitasen abiertamente, aunque su pertenencia al estado les resultase comoda, el verdadero patriota abogaría por su separación.

La relación de amor odio con los territorios secesionistas debe concluir, debemos reclamar un referendum nacional de separación, conformar una  autentica nación basada en el sentimiento de unidad y sacar nuestros pañuelos para despedir con un suspiro de alivio a los extranjeros.